Atraco
El hombre le cortó el vientre a la muchacha, le abrió la herida como si trataran de párpados. Ella estaba encendida de pasión, pues harto conocía los continuos grises de oficina. Pero para sorpresa de él, otro cielo repleto de rojos cumulonimbos le esperaba. Entró por la herida al otro sueño. En seguida, ella se cierra la gabardina y sale del parque en plena noche. Sabe que ahora podrá conciliar el sueño apenas llegue a casa.
Carlos David Contreras
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